miércoles, 23 de abril de 2008

Un petit comte

El maestro Garrone

Novedades, novedades; novedades por todas partes.
Los Reyes Magos llegaron este año montados en un rayo de diecisiete estadios, y en cada estadio había un armario lleno de regalos, y delante de cada armario, un robot electrónico con las direcciones de todos los niños. No sólo de los buenos, sino de todos: porque no existen niños malos, y los Reyes Magos, por fin han aprendido eso.
Novedades por Carnaval: el viejo Pulchinela se ha puesto un traje espacial, Juanduia tiraba confetis desde un Sputnik de plata, las Damiselas Rococó y el hada Turquesa seguían el cortejo escondidas en un helicóptero.
Novedades por Pascua. Rompemos el huevo de chocolate y ¿sabéis quién aparece? Sorpresa: un pollito marciano, con una antena en el gorro. El huevo era un huevo volante.
Novedades por todas partes. Pero entonces, ¿por qué está tan melancólico el maestro Garrone (nieto del buen Garrone del libro Corazón) ?

- Querido don Gianni -me dice-, a mí también me gustan las novedades. ¡Qué bonitos coches hay en las fábricas y qué bonitas astronaves en el cielo ! ¡Y qué bonita es también la nevera! Pero ¿Ha visto mi escuela? Está tal cual como en los tiempos de mi abuelo Garrone y de sus compañeros: el Albañilito, De Rossi y Franti, aquel malvalucho. Allí ni siquiera hay la sombra de coches bonitos. Los mismos pupitres, tan rayados e incómodos como antes. Quisiera que mi escuela fuera tan bella como un televisor bello, como un coche bello. Pero, ¿quién me ayudará a conseguirlo?


Cuentos por teléfono, Gianni Rodari

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